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La Resurrección de los Muertos
Jesús comprobó que los muertos pueden vivir otra vez

Por Ken Raggio

No puedo pensar en un tema más provocador. ¿Pueden los muertos vivir otra vez? La historia nos dice que sí. Y Jesús lo mostró en manera asombrosa. Después de resucitar los muertos durante su ministerio, Él mismo resucitó de los muertos después de tres días.

Vamos a investigarlo

¿Si Jesús pudo hacer estos milagros, que más tiene en su plan para nosotros? Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; Primicias de los que durmieron es hecho. 1 Corintios 15:20

Aquí está un tema que es controversial y a la misma vez enigmático. ¿Volverán a vivir los muertos?

Los cristianos están en la vanguardia de esta controversia. No hay otra parte de nuestra cultura que toma este punto de vista.

El Apóstol Pablo era directo en cuanto al tema de la resurrección:

“Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó:

Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y aun somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él haya levantado á Cristo; al cual no levantó, si en verdad los muertos no resucitan.

Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados.

Entonces también los que durmieron en Cristo son perdidos.

Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres.

Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.” (1 Corintios 15:13-20)

Y con eso Pablo estableció su creencia firme que Jesús resucitó de los muertos. Nuestra esperanza eterna y nuestra motivación de vivir por Dios se establecen en esta enseñanza.

Un hecho solo separa a Jesucristo de todo ser humano que jamás ha vivido.

Jesucristo tuvo control completo sobre su muerte y resurrección.

Y lo explicó así:

“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla á tomar. Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla á tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” (Juan 10:17,18)

El hombre común no tiene poder sobre la muerte

El famoso mago, Houdini, se fascinaba con el tema de la comunicación con los muertos, y quería comprobar que era posible. Diligentemente planeó su experimento en el cual esperaba comunicarse con su esposa después de su muerte. Y para la gran desilusión de su esposa, ninguna parte de su experimento se llevó a cabo. Porque no tenía poder sobre la muerte.

Su fracaso nos recuerda que, como seres humanos, estamos limitados en cuanto a la muerte. No tuvimos poder sobre nuestro nacimiento e igualmente no tendremos poder sobre nuestra muerte.

Por la otra parte, Jesús era el primero y el único que tuvo la habilidad de resucitarse después de tres días en la tumba. Consecuentemente, el ser humano, por medio de Jesucristo, tiene la oportunidad de cambiar su destino después de la muerte.

Las escrituras, sin duda, apoyan la idea de la vida después de la muerte.

“Y de la manera que está establecido á los hombres que mueran una vez, y después el juicio;” (Hebreos 9:27)

Si la muerte causara ruina total del cuerpo, no puedría haber juicio.

El Rey Salomón nos enseña que el cuerpo del hombre se vuelve a la tierra, como era, y el espíritu se vuelve a Dios que lo dio. (Eclesiastés 12:7)

Juan vio las almas de los muertos justos bajo el altar en el cielo que oraban por justicia y venganza sobre los que moran en la tierra (Apocalipsis 6:9). Y les fueron dadas ropas blancas, y se les dijo que reposaran todavía un poco de tiempo porque sus hermanos aun venían.

Pablo enseñó que si partimos del cuerpo, estamos en la presencia del Señor. (2 Corintios 5:8)

Hay beneficios eternos cuando vivimos por Dios.

Salmos 58:11 declara que “Ciertamente hay fruto para el justo”. Y viceversa, “Porque para el malo no habrá buen fin”. (Proverbios 24:20)

Daniel habló de dos resurrecciones diferentes: “unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. (Daniel 12:2)

Job esperba ver a Dios después de su muerte.

“Y después de deshecha esta mi piel, Aun he de ver en mi carne á Dios;” (Job 19:26)

Claramente nos dice que Job esperaba revivir y estar en la presencia de Dios.

Jesús era el primero que nos mostró la habilidad de Dios de cambiarnos del mortal al inmortal. Aun que hay casos donde resucitaron los muertos, ninguno fue para gloria inmortal como la de Jesús. El Diccionario Bíblico de Nelson dice,

“Muchos de los filósofos Griegos, como Plato (427-347 BC), creían que un alma inmortal habita un cuerpo que en la muerte deja al cuerpo y desciende a un espíritu divino.”

Ellos NO enseñaban que el cuerpo resucitaría.

Muchas de las religiones paganas, como el Hinduismo, Budismo y Jainismo enseñan que la transmigración o la reencarnación del alma – que el alma pasará a otro cuerpo de otra forma. Hay gente que cree en la reencarnación y piensa que el alma de la persona que muere habitará en el bebé de la misma familia.

Aun la iglesia primitiva estaba expuesta a las doctrinas similares de los gnósticos y los manquéanos. Pero aun así, estos grupos paganos no esperan que el cuerpo sea resucitado.

Los Egipcios de hace tiempo embalsamaban el cuerpo muerto para prepararlo para un viaje místico hacia los cielos que, claro, nunca ocurrió. Sólo rasgos de creencia en la resurrección se encuentran en las civilizaciones antiguas.

Algunos escépticos insisten que el Judaísmo adoptó su doctrina de la religión zoroástrica de Persia, pero nunca hubo un caso demostrable que apoya esa creencia. Jesucristo era el único ser humano que resucitó de la muerte a vida eterna.

Aun en el tiempo de Jesús, sus hermanos judíos discutían el tema de la vida después de la muerte. Los fariseos creían en la resurrección, mientras los saduceos la rechazaban totalmente.

En Marcos 12:18-27, los saduceos trataron de comprobar su hipótesis con la historia de una mujer que, durante su vida, se casó con siete hombres, que eran hermanos, y después ella murió. Jesús los reprendió por su ignorancia de la palabra y el poder de Dios. Y en esa ocasión, nos reveló que en la vida siguiente no nos casaremos. Seremos como los ángeles.

Los fariseos, ya que conocían y creían más en la idea de ángeles, demonios y espíritus, le escucharon atentamente.

Los científicos de historia dicen que Galamiel, el mentor de Pablo, un fariseo y miembro del Sanedrín, sugirió que el movimiento cristiano de su tiempo era el hecho de Dios. No parece que podría creer esto si Jesús todavía estuviera muerto en su tumba. Esto sería la muerte del Cristianismo. La resurrección de Jesús fue la motivación primaria de la aceptación del evangelio.

Josh McDowell, un famoso orador en las universidades, presentó su caso de la resurrección de Jesucristo. Dijo así,

“Después de más de 700 horas de estudiar este tema, he llegado a la conclusión que la resurrección de Jesucristo es uno de los engaños más malvados, depravados e inconsiderados que se ha presentado a los seres humanos – o es el hecho más extraordinario de toda la historia.”

Pablo dio este reporte en 1 Corintios 15:3-4, “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fue muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras; Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;”

La muerte de Jesús

Es difícil poner en palabras el proceso de la muerte del cuerpo humano. El corazón deja de impulsar la sangre, y así deja la sangre de fluir. Los pulmones dejan de respirar. El cerebro deja de pensar cuando los pulsos eléctricos se detienen. Los ojos ya no ven. Ni los oídos escuchan. Los nervios ya no transmiten ni reciben señales. Todo el sentir desaparece. Cada órgano se apaga. La sangre se coagula y se seca. Los músculos y tendones se endurecen. La temperatura baja. Y luego el cuerpo empieza a descomponer.

Jesús estaba muerto. No importa lo que piensen los que dudan. La historia de su muerte está establecida con varios comprobantes.

1. Los autores de los cuatro evangelios. Eran testigos de su muerte, o estaban asociados con los que lo vieron.
2. La multitud que observó Su crucifixión.
3. Los soldados Romanos que cargaron Su cadáver.
4. Las mujeres que prepararon Su cuerpo.
5. José de Arimatea quien lo sepultó.
6. Las autoridades Romanas y religiosas que autorizaron la guarda de Su tumba.

La sepultura de Jesús

La sepultura de Jesús es igual en su significado que Su muerte, tanto como su muerte y resurrección. Tenía significado profético. Isaías 53:9,

“Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; porque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca.”

La resurrección de Jesús

David profetizó así del Mesías,

“Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” (Salmos 16:10)

Pedro relacionó la profecía de David con la resurrección de Jesús en Hechos 2:30-32:

“Empero siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, cuanto á la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;

Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción.

A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.”

Es imposible comprender el potencial de una resurrección milagrosa.

Aun que un cuerpo se descomponga, se queme, se pierda en el mar o sea destruido, esto no nos detiene de creer que Dios lo levantará a vida eterna.

Ezequiel 37 describe los huesos en un valle que escuchaban la palabra del Señor. Los nervios de carne se unieron y el respiro de vida les entró.

Si verdaderamente creemos que Dios creó los cielos y la tierra, entonces no debemos tener problema creyendo que Dios puede revivir cada átomo y molécula que previamente hizo el cuerpo, lo puede levantar, transformar y glorificar.

Lázaro estuvo muerto en la tumba por tres días y hedió. Pero cuando Jesús, que le declaró a Marta que era la resurrección, le llamó (Juan 11:25), la descompostura de Lázaro dio marcha atrás.

La sangre de Lázaro se puso húmeda, y luego su corazón empezó a impulsar la sangre por sus venas. Sus pulmones inhalaron y respiraron una y otra vez. Su mente revivió. Sus ojos se abrieron, y sus oídos escucharon la voz de Jesús. Luego sus piernas y brazos lo levantaron y se salió de la tumba.

Y así será para cada hombre y mujer que obedezca el evangelio de Jesucristo.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

La resurrección de Jesús eclipsó todos los milagros que habían hecho. Nunca antes ni desde entonces un hombre se ha llevado a cabo su resurrección después de la muerte. Sin la ayuda de nadie, Jesús se revivió y entró en el dominio del mundo material. Tenemos la Biblia como comprobante.

Su resurrección fue confirmada por muchos

1. Pedro y los otros discípulos (1 Corintios 15:5)
2. Los quinientos (v.6)
3. Santiago y los apóstoles (v.7)
4. Pablo, el apóstol (v.8,9)

En Lucas 24:12, Pedro entró en la tumba y vio la ropa donde el cuerpo de Jesús estaba.

Un ángel les declaró a María Magdalena y a las mujeres que “El no está aquí, él ha resucitado”.

En toda la historia, no se ha documentado evidencia para rechazar este evento de la tumba vacía. Nadie de los que vivían en ese tiempo negó que la tumba estuviera vacía; y Jesús era la razón.

El Dr. D. James Kennedy escribió en su libro, “Respuesta para el escéptico”, que las vidas de los santos de la iglesia Antigua comprueban que Jesús resucitó. Porque si no lo hubiera hecho, ellos estarían tontos por defenderlo al riesgo de sus propias vidas.

El profesor de historia de la Universidad de Oxford Thomas Arnold, autor de Historia de Roma, dice,

“Me han contratado para estudiar las historias de épocas previas y para examinar los hechos de aquellos que han escrito de tal, y no sé de un hecho que se ha comprobado tan completamente en todo aspecto que la señal que Dios nos ha dado, que Cristo murió y resucitó de los muertos”.

La resurrección de Jesús es la garantía de la victoria Cristiana

En tiempos modernos, algunos cristianos han distorsionado la simpleza de la resurrección. Y algunos comentaristas bíblicos insisten que hay varias resurrecciones y va a ver varios raptos.

Una de las razones porque la gente se confunde es porque piensa que cada milagro de resucitar cuenta como una resurrección.

Es verdad que

Elías levantó al hijo de Sarepta, (1 Reyes 17:20-24)
Eliseo levantó al hijo de la mujer Sunamita, (2 Reyes 4:32-37)
El muerto que tocó los huesos de Eliseo revivió en 2 Reyes 13:21,
Jesús levantó a la hija de Jairo en Marcos 5:41-43, y a Lázaro en Juan 11:44,
Pedro levantó a Tabita en Hechos 9:40-41, y
Pablo levantó a Euticho en Hechos 20:9-12.

Desafortunadamente, cada uno que fue resucitado tuvo que volver al sepulcro. Ninguno de estos casos fue resucitado permanentemente.
Algunas personas cuentan los casos de Enoc y a Elías como resurrecciones, pero ninguno murió. Dios se los llevó vivos. Y tampoco son ejemplos de las resurrecciones verdaderas.

Sólo Jesús está vivo por siempre

Todos los santos están esperando a lo que Juan llama la primera (y general) resurrección. Y por eso, Jesús fue “el primogénito de los muertos” (Colosenses 1:18).

La primera resurrección se llevará a cabo en el ultimo día, de acuerdo con Apocalipsis 20:4-6. Juan dice, “esta es la primera resurrección”, y da detalles sobre su tiempo:

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”

Y sigue:

“Más los otros muertos no tornaron á vivir hasta que sean cumplidos mil años. Esta es la primera resurrección.” (Verso 5)

En el sexto verso, Juan define a la SEGUNDA resurrección y nos explica que, como los SANTOS serán parte de la PRIMERA resurrección, solo los PECADORES serán parte de la SEGUNDA resurrección mil años después.

Podemos ver que no hay más de dos resurrecciones en todo el tiempo – una antes del reino milenario de Jesucristo y otro al fin de ese reino milenario.

Los Santos se levantarán en la primera resurrección

De acuerdo con lo que estudiamos en Corintios, Jesús es “primicias de los que duermen” (1 Corintios 15:20). Y como el segundo Adán, Jesús revocó la maldición de la muerte que empezó con el primero Adán. Como resultado, Jesucristo restauró la vida que Adán quitó por su pecado.

La vida nueva en Jesús se obtiene por el bautismo (Romanos 6:4-5)

“Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si fuimos plantados juntamente en él á la semejanza de su muerte, así también lo seremos á la de su resurrección:”

Pablo enseñó que la semilla sembrada obtendrá forma nueva

Uno de los apóstoles, Justin, de la iglesia primitiva, escribió del tema de la resurrección. Hizo el caso de la resurrección del cuerpo humano. Mostró que Jesús fue resucitado del cuerpo humano.

La primera apariencia de Jesús fue a las mujeres. Les pidió que no lo tocaran porque todavía no era glorificado. Después, desafió a Tomas que tocase su costado.

Jesús pudo ser sentido. El pudo comer. Fue visto por los hombres. Su cuerpo era esencialmente humano con una excepción, ya no era mortal sino inmortal. Ya no tenía cuerpo carnal, común y corruptible, sino un cuerpo glorificado e inmortal.

El bautismo en agua nos muestra este principio elemental. Es uno de los vehículos que nos lleva al nacer de nuevo. Es la manera que transforma al creyente de un cuerpo sentenciado a muerte a un cuerpo que es inmortal y vive por siempre. Es un proceso milagroso que nos dio Jesús.

Muchos creyentes no captan la importancia del bautismo en agua para nacer de nuevo. Jesús le instruyó explícitamente a Nicodemo:

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es,” (Juan 3:5,6).

El énfasis en estas palabras es que un NACIMIENTO se lleva a cabo en el agua y en el Espíritu.

Pedro obviamente estaba de acuerdo cuando predico en día de Pentecostés:

“Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo,” (Hechos 2:38).

Él entendía la tipología de enterrar al viejo hombre. Por medio del sepulcro en el nombre de Jesús (después del arrepentimiento) somos preparados para la resurrección de vida nueva en el Espíritu Santo. El bautismo en agua es un paso necesario para nacer de nuevo. Es la forma de enterrar al viejo hombre, y nos lleva a ser nuevas criaturas por medio de la resurrección por el Santo Espíritu.

Hay un nacimiento actual que se lleva a cabo EN EL AGUA. Algo está creado, es decir nacido en agua. Así como el nacimiento de un bebe involucra dos procesos distintos, así también el nacer de nuevo.

En el nacimiento natural, el agua alrededor del feto se derrama y sale el bebe del vientre. Después esta criatura respira para llenar sus pulmones de aire por primera vez. Y si no puede respirar, nace muerto.

Así mismo, en el bautismo en agua, un ser viviente espiritual nace y cuando lo bautiza con el Espíritu Santo, respira el Espíritu de Dios por primera vez. Si estos dos procesos no suceden, este ser perecerá. Recibiendo el bautismo del Espíritu Santo es el punto en que la persona nace del espíritu.

Jesús claramente le dijo a Nicodemo que el nacer de nuevo consiste de dos procesos:

1. El nacimiento en agua
2. El nacimiento del espíritu

Usted tiene que nacer del agua – por eso es esencial el bautismo en agua. Y usted tiene que nacer del Espíritu – por eso es esencial el bautismo del Espíritu Santo. La combinación del agua y el Espíritu constituye un bautismo completo. Un Señor, una fe, un bautismo.

Pablo elabora este concepto en 1 Corintios 15:37-38,

“Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, acaso de trigo, ó de otro grano: Mas Dios le da el cuerpo como quiso, y á cada simiente su propio cuerpo.”

Sigue con el verso 40, “Y cuerpos hay celestiales, y cuerpos terrestres; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres.”

Los muertos en Cristo resucitarán de las tumbas, pero no serán levantados corruptibles. Serán cambiados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos. Y después, los Santos que están vivos aquí en la tierra no morirán, sino que serán transformados a un cuerpo inmortal (1 Corintios 15:53-55).

A menos que hemos sido bautizados en aguas de acuerdo con las escrituras, no habrá este cambio milagroso. El cambio milagroso se lleva a cabo en el agua. Sólo en la resurrección veremos nuestros cuerpos nuevos en los que nacen de nuevo.

Romanos 8:23 describe el “tiempo de espera” que aguantamos hasta que nuestro cuerpo nuevo sea manifestado.

“Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo.”

Ese anhelo se describe en 2 Corintios 5:2,

“Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación celestial.”

Esta resurrección es una transformación milagrosa

Pablo enseñó que todos los santos serán transformados un día en una manera semejante. 1 Corintios 15:52-57 dice,

En un momento, en un abrir de ojo, á la final trompeta; porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados.

Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria.

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?

Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley.

Mas á Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo.

Nuestro espíritu, que regresa a Dios cuando morimos, estará REUNIDO con nuestro cuerpo resucitado para poder andar y platicar el uno con el otro EN ESTA TIERRA por 1.000 años con Jesucristo y todos los santos. Si todavía estamos vivos en el tiempo de la resurrección, nuestros cuerpos mortales serán cambiados al instante a un cuerpo inmortal que jamás experimentará la muerte.

El grito de la victoria

Ningún otro evento en nuestra vida se comparará con el momento gozoso que acompañará la resurrección de nuestros cuerpos. Venceremos al mundo, a la carne y sus deseos, y al diablo por última vez.

La muerte será vencida

No habrá más enfermedades, no más tristeza, no mas llanto ni muerte. Apocalipsis 21:4 declara,

“Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.”

Jesucristo es la clave para nuestra victoria

Winston Churchill en una ocasión dijo, “Victoria a cualquier costo, victoria a pesar del terror, victoria no importando que largo y dificultoso sea el camino; porque sin victoria, no hay supervivencia.”

La victoria se define como la derrota del un enemigo o adversario, éxito en una lucha contra un obstáculo o dificultades, y un estado de triunfo. Y se refiere especialmente a una final derrota contra un enemigo u oponente.

Nuestra salvación eterna está en Jesús

Al final, es nuestra obediencia al poder de resurrección que nos salva. El evangelio de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo está predicado cada vez que alguien nace de nuevo. O sea, que el creyente se arrepiente, se bautiza (está sumergido en agua) en el nombre de Jesús para el perdón de pecados, y recibe el bautismo de Espíritu Santo.

Todo lo que conocemos de Dios, Su palabra, y su encarnación en el hombre Jesucristo, sería en vano si no hubiera resurrección de los muertos. Aun el Apóstol Pablo admitió que esto sería miserable.

Jesús enseña que la vida no consiste en la abundancia de las cosas que posee el hombre, (Lucas 12:15). Él enseñó contra acumulando tesoros en la tierra. Nos consejó que nos ocupemos con las cosas de arriba. Buscando el Reino de Dios y Su justicia.

Como dice la canción antigua (en Ingles),

“Este mundo no es mi hogar,
Sólo estoy pasando por aquí
Mis tesoros están acumulados
en un lugar más allá del cielo.
Los ángeles me llaman
de la puerta del cielo
Y ya no me siento cómodo
en este mundo.”

Para el mundo, nuestros valores no tienen sentido.

Pablo comentó que mucha de la dificultad que enfrentó fue porque él creía en la resurrección. Cuando estuvo delante de Ananías el sumo sacerdote y la multitud colérica, él se dio cuenta que “de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado.” (Hechos 23:6)

Que Dios nos dé el mismo deseo que expresó Pablo,

“A fin de conocerle, y la virtud de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad á su muerte, Si en alguna manera llegase á la resurrección de los muertos.” (Filipenses 3:10,11)

“Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.” (Romanos 6:4)

“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55)

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